Entrada al Valle de Tena
Fue reonstruido en tiempos de Felipe II, quien encargó para ello al ingeniero militar Tiburcio Spanoqui que efectuara un reconocimiento a fondo de todos los valles aragoneses y estudiara la posibilidad de su defensa. De esta época datan también, la ciudadela de Jaca, las torres de Ansó y de Isil, al norte de Siresa, el primitivo castillo de Coll de Ladrones, y la antigua torre de Santa Elena. El 2 de abril de 1592 Spanoqui informaba al rey que el Castillo de Canfranc y lo de Santa Elena que es lo que aquí más conviene.
Situado en el congosto de Santa Elena, en un cerro a la entrada al Valle de Tena y desde donde se domina el río Gallego y la carretera de acceso al valle. El paso natural donde confluyen la Sierra de Telera y la de Tendeñera.
En su día formo parte del sistema defensivo que se pretendía construir en la frontera con Francia, aunque en este en concreto, influyó también el levantamiento que Martín de Lanuza, señor de Biescas, hizo contra el rey en el año 1592. Fue ampliado durante el mandato de Carlos III, pero durante la invasión napoleónica, fue parcialmente destruido para ser reconstruido nuevamente en 1884, con la intención de defender el paso por la carretera que se estaba construyendo.
Para llegar al fuerte del siglo XIX hay que pasar el zoque de la ermita de Santa Elena y el puente de Canonges que queda a la derecha subiendo por la carretera desde Biescas y donde llegaremos a la primera línea defensiva del fuerte, situada en la falda de la montaña.
La estructura defensiva está compuesta por los restos un antiguo fuerte del siglo XVII y por un largo pasadizo del siglo XIX, de más de 100 metros de longitud, excavado parcialmente en la roca y protegido por un muro aspillerado, en cuyo extremo comunica con dos garitones o casamatas para el emplazamiento de pesadas piezas de artillería.
A media montaña encontramos el edificio castrense, sobre una explanada que domina el valle.
El edificio tiene una planta rectangular de 33 x 13 metros, es sobrio y construido con piedra sillar, compuesto de planta baja y dos pisos de altura. El patio que se extiende ante la fachada principal se dispone a modo de patio de armas.
En la fachada principal, orientada al sur, destaca una escalera de doble tramo situada en el centro del edificio, sobre el acceso a la planta baja, que permite acceder directamente al piso alto. La escalera divide la fachada verticalmente en dos partes simétricas, donde se abren dos ventanales de arco rebajado a ambos lados del piso inferior y tres ventanales de igual tamaño y traza en los lados de la planta principal.
Horizontalmente estas dos plantas están divididas por una cornisa también de piedra, donde se apoya el acceso a la planta superior.
Interiormente, la planta inferior está dividida en dos alas longitudinales. Se cubre mediante unas fuertes vigas de madera reforzadas por pilares de cemento. Esta planta correspondería a las caballerizas y almacenes.
La planta superior presenta la misma división longitudinal que la inferior; se diferencia en que esta se cubre con bóveda de cañón con la que se cubre. En este piso estaba diseñado para las dependencias militares, dormitorios, cocinas y oficinas, donde se alojaban unos 200 soldados más los oficiales.
Cabe destacar que, entre el muro trasero del fuerte y la roca, hay un corredor donde se abren cuevas excavadas en la montaña, a modo de dependencias auxiliares, algunas de ellas tapiadas y compartimentadas, seguramente destinadas al cuerpo de guardia o posiciones de defensa.
El edificio propiedad del Ministerio de Defensa se puso a la venta como finca rustica, con una clasificación y calificación de suelo no urbanizable. Eso sí, contempla la posibilidad de realizar diversas actividades económicas de carácter compatible, como camping o campamentos organizados, rehabilitación de edificios, edificios hoteleros, etcétera. Aunque según indicaba el anuncio, es una “ubicación ideal para hotel rural en edifico histórico”.
En una anterior oferta, la del año 2008, el precio de venta era de 230.000 euros, por todas las propiedades.
fuente. Manuel Gómez de Valenzuela, isaro.com. junio 2019
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