En el caso de los inmuebles las herencias plantean en ocasiones problemas a la hora de repartir “la tarta” (cuando se deja a todos los herederos la casa a partes iguales) ya que es un bien indivisible.

Qué problema nos podemos encontrar en estos casos, que alguno de los dueños no quiera vender su parte. La unanimidad es imprescindible y todos los propietarios tienen que estar de acuerdo para vender la vivienda.

Tenemos dos opciones: que uno de los propietarios compre al resto su parte o bien venderla a un tercero y repartir los beneficios. Hay que tener presente, que, aunque exista mayoría de propietarios que quieran llevar a cabo la venta, no se podría llevar a cabo si no hay unanimidad.

Sería igual si la vivienda compartida es heredada o es propiedad de un matrimonio en proceso de divorcio.

Si es una vivienda heredada, antes de vender la vivienda hay que realizar la adjudicación de la herencia para determinar el porcentaje de propiedad que corresponde a cada propietario.

En el caso de un divorcio lo primero que hay que hacer es proceder a la disolución de la sociedad de gananciales, si es el régimen económico del matrimonio, repartiendo el 50% de los bienes gananciales entre los dos cónyuges, si la vivienda quedara en copropiedad de los dos cónyuges, también para la venta tienen que estar los dos de acuerdo.

Si uno de los propietarios se queda con la vivienda, la extinción de condominio es la solución más aconsejable porque es más económica que la compraventa. El propietario que se adjudica la casa solo tributará por el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados, que oscila entre el 0,5% y el 1%, mientras que el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, que grava la compra, varía entre el 4% y el 11%, según la comunidad autónoma. También se pagan gastos de notaría y registro.

En definitiva, la venta de la vivienda entre varios propietarios si se realiza de común acuerdo se realiza ante notario, pero si no se llega a acuerdo la única solución será acudir al juzgado.