Desde hace algunos días en Portugal ya se pueden hacer contratos de vivienda de por vida para dar respuesta al encarecimiento del alquiler y de las casas en venta. Lo llaman “Derecho de Vivienda Real Duradera (DHD)”
A cambio, hay que pagar una fianza inicial de entre el 10% y el 20% del precio medio de la casa y la renta se actualiza anualmente con el IPC publicado por el Instituto Nacional de Estadística portugués. El inquilino tiene derecho a residir toda la vida en la vivienda, y puede renunciar libremente en cualquier momento, devolviéndose la totalidad o parte de la garantía pagada al propietario.
Durante los primeros 10 años del contrato, el inquilino puede pagar el monto total de la fianza si decide renunciar al DHD. A partir del undécimo año de validez y hasta el trigésimo año, el monto del 5% de la garantía se deduce anualmente, como pago al propietario. Por lo tanto, para el final del trigésimo año, toda la fianza habrá sido pagada al propietario. En cualquier momento entre el 11º y 30º año del DHD, el arrendatario tiene derecho a devolver el saldo restante.
El inquilino es responsable de realizar y pagar los gastos de las obras de conservación ordinarias, las extraordinarias son responsabilidad del arrendador, así como los impuestos. El propietario pagará los gastos de comunidad y mantenimiento de espacios comunes.
A lo largo del contrato, el propietario puede transferir libremente la propiedad a terceros, y el DHD permanece, pero el derecho no se transfiere de padres a hijos. En cambio, el inquilino no tiene derecho a transferir el alquiler a terceros.
Veremos el resultado de la medida tomada por el Gobierno Portugués que algunos analistas ya califican de escasa y que no termina de convencer.